jueves, 13 de septiembre de 2012

Accesibilidad para todos en Buenos Aires

Por Segundo Pinto 

Buenos Aires no es una ciudad accesible. No estuvo diseñada ni construida para aquellos que tienen capacidad motriz reducida. No debería resultar complejo llegar a esta conclusión. Es solo cuestión de hacer un simple y pequeño ejercicio: el de imaginar como puede ser un día común de una persona que tiene que usar sillas de ruedas para trasladarse. ¿ Hay ascensor accesible en el edificio donde vive esta persona ? ¿ puede salir por la puerta de entrada de su edificio ? ¿ Cómo llega al colegio, a su trabajo o a la casa de su novia, novio o amigo ? ¿ Puede ir por las veredas ? ¿ Puede cruzar las calles ? ¿ Puede optar por algún transporte público ? ¿ Puede entrar al colegio ? ¿ Puede entrar al aula de su escuela ? ¿ Puede ir a almorzar a un bar con sus compañeros de trabajo ? ¿ Que espacio de recreación tiene durante un fin de semana ? En mi opinión, las respuestas a estas preguntas son casi obvias. Eventualmente alguno podrá decir que la ciudad fue construida hace muchos años, que es dificil alterar varias edificaciones, que existen coliciones de normas, que hay innumerables inmuebles incluidos dentro del patrimonio cultural de la ciudad, etc, etc, etc, pero lo que resultaría grave es ignorar la existencia de esta problematica y las graves consecuencias que se generan a raíz de ello.




Si bien existen diversas normas que establecen la necesidad de contar con construcciones y espacios accesibles, lo cierto es que a excepción de recientes construcciones edilicias de avanzada, rara vez se cumplen y rara vez el Estado controla su cumplimiento.

 Durante el año 2006, Fundación Acceso Ya se presentó a la comisión pro bono y allí los conocimos. Ellos conocen perfectamente esta problematica. La fundación está creada para generar contención y mejorar las condiciones de quienes tienen capacidad motriz limitada. Y mas aún. Para eliminar las barreras. Barreras estructurales, barreras sociales y barreras individuales. En estos 8 años he tenido la suerte de conocer mucha gente a través de la fundación. Desde su fundador, voluntarios que trabajan alli, abogados de la fundación, empleados de la fundación, padres de chicos con discapacidad motriz reducida y diversas personas con discapacidad motriz reducida. Fue a partir de interactuar con alguno de ellos donde pudimos comenzar a comprender parte de los cientos de inconvenientes que deben sortear diariamente. No hace falta profundizar demasiado en lecturas o estadisticas. Basta compartir un almuerzo o participar de reuniones de trabajo para poder advertir la existencia de barreras y la enorme distancia entre la ley y su aplicación en la vida diaria.

Junto con la fundación decidimos interponer una acción de amparo para que todas las escuelas públicas y privadas de la capital federal cumplan con la ley 962. En otras palabras, para que en todos y cada uno de los establecimientos escolares de esta ciudad se garantice la instalación de una rampa accesible, de un portero accesible, de ascensores accesibles, de aulas accesibles, de baños accesibles, de espacios de recreación accesibles y de todo aquello que sea necesario construir o reformar para que en la escuela, cualquier alumno que tenga discapacidad motriz reducida cuente con las mismas posibilidades que cualquier otro alumno. Insolitamente, al día de hoy, los alumnos con discapacidad motriz reducida tienen que hacer largos viajes para dar con una escuela relativamente accesible, o los profesores tienen que ir a sus casas a darles clases, o los alumnos solo participan de algunas materias y otras no, etc, etc. Es decir, la exclusión y las barreras comienzan paradojicamente en las mismas escuelas.

Como todo pleito, o como muchos de ellos, fue largo y complejo. El amparo practicamente se ordinarizó, hubo que aportar y producir innumerable cantidad de prueba y tuvimos que sortear instancias recursivas. No fue un tema para nada sencillo, ya que si bien se trató de un solo pleito, el objeto del mismo era trascendental. Hacer accesible mas de 1.400 escuales de la capital federal. Ya con sentencia firme y con el fin de consensuar el cumplimiento de la misma junto con el Gobierno de la Ciudad, tampoco resultó sencillo dicho acuerdo, el cual finalmente se pudo suscribir y que pueden descargar aquí.


En este preciso momento, la fundación y el Gobierno de la Ciudad deben comenzar a generar mesas de trabajo periodicas para controlar el cumplimiento de las obras establecidas en el acuerdo, tarea también que estimo no será nada sencilla.

 Si finalmente se logra cumplir con el acuerdo entre las partes, para el año 2015, todas las escuelas públicas y privadas de la capital federal debieran ser accesibles. Además de cumplir con el objetivo de llevar adelante las reformas esctructurales necesarias, quizás se comience a cumplir un objetivo aún mayor, que es eliminar las barreras sociales y que los chicos que tengan capacidad motriz reducida puedan ir a la escuela y allí dentro, hacer la misma vida que los demás. Y que los alumnos que no tengan capacidad motriz reducida, entiendan que lo único que los diferencia de ellos es una silla de ruedas o un bastón. Si logramos eso a partir de los mas chicos, esos chicos seguramente crezcan sin tantas barreras sociales e internas y cuando sean mas grandes quizás transmitan lo mismo a los mas chicos y con ello, quizás -quizás-, podremos estar un poco mejor como comunidad. Veremos que pasa.

Honestamente poder haber gestionado junto con otros abogados del estudio y consultores técnicos amigos fue y sigue siendo una enorme responsabilidad que también conlleva una enorme satisfacción. Son uno de esos casos en los que uno se puede dar cuenta de la gran herramienta que puede ser la abogacía para la resolución de conflictos. Este asunto sin dudas también ha sido y sigue siendo motivo de crecimiento personal y profesional muy grande y de aprendizaje permanente. Hemos percibido también la satisfacción del cliente por lo que se ha podido hacer, lo cual también es algo favorable. De todas maneras, no es menos cierto también durante estos años he lamentado que se haya tenido que recurrir a la Justicia para generar estos cambios e incluso que la reacción estatal haya demorado varios años. Por último, el caso me sirvió para lamentar profundamente la existencia de todas estas barreras sociales y mentales. Ojalá todo este esfuerzo pueda contribuir para que mas adelante y desde la infancia, podamos cambiar la mirada sobre el otro. Nos va a hacer mejor como personas y como parte de una comunidad.